Claribel Alegría

BIOGRAFÍA

Nicaragua, 1924

Hija de Ana María Vides, salvadoreña (vivió en este país desde los nueve meses), y de Daniel Alegría, médico nicaragüense. Se crió en Santa Ana, El Salvador. En 1943, se trasladó a los Estados Unidos y en 1948 se graduó en Filosofía y Letras por la Universidad George Washington.

Mantuvo una estrecha relación con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que derrocó a Anastasio Somoza Debayle en 1979. Alegría regresó a Nicaragua en 1985 para ayudar en la reconstrucción del país.

Fue Vasconcelos quien prologó su primera publicación Anillo de silencio en 1948, cuando Claribel aún estudiaba en la Universidad George Washington. La selección poética de la obra fue realizada por su mentor Juan Ramón Jiménez, Premio Nobel de Literatura. Claribel Alegría mantiene vigente en las letras hispanoamericanas el legado de la vanguardia salvadoreña de los años 30: Salarrué, Alberto Guerra y Claudia Lars.

Entre sus obras más conocidas están Cenizas del Izalco, Luisa en el país de la realidad, La mujer del Río Sumpul y Umbrales es en Clave.

Contrajo matrimonio con el diplomático estadounidense Darwin J. Flakoll, con el que tuvo cuatro hijos y con el que residió en México, Santiago de Chile, Buenos Aires, Montevideo, París, Palma de Mallorca y Nicaragua.

SUS POEMAS

Carta a un desterrado

Mi querido Odiseo:
Ya no es posible más
esposo mío
que el tiempo pase y vuele
y no te cuente yo
de mi vida en Itaca.
Hace ya muchos años
que te fuiste
tu ausencia nos pesó
a tu hijo
y a mí.
Empezaron a cercarme

pretendientes
eran tantos
tan tenaces sus requiebros
que apiadándose un dios
de mi congoja
me aconsejó tejer
una tela sutil
interminable
que te sirviera a ti
como sudario.
Si llegaba a concluirla
tendría yo sin mora
que elegir un esposo.
Me cautivó la idea
que al levantarse el sol
me ponía a tejer
y destejía por la noche.
Así pasé tres años
pero ahora, Odiseo,
mi corazón suspira por un joven
tan bello como tú cuando eras mozo
tan hábil con el arco
y con la lanza.
Nuestra casa está en ruinas
y necesito un hombre
que la sepa regir
Telémaco es un niño todavía
y tu padre un anciano
preferible, Odiseo
que no vuelvas
los hombres son más débiles
no soportan la afrenta.
De mi amor hacia ti
no queda ni un rescoldo
Telémaco está bien
ni siquiera pregunta por su padre
es mejor para ti
que te demos por muerto.
Sé por los forasteros
de Calipso
y de Circe
aprovecha Odiseo
si eliges a Calipso
recuperarás la juventud
si es Circe la elegida
serás entre sus chanchos
el supremo.
Espero que esta carta
no te ofenda
no invoques a los dioses
será en vano
recuerda a Menelao
con Helena
por esa guerra loca
han perdido la vida
nuestros mejores hombres
y estas tú donde estas. 
No vuelvas, Odiseo 
te suplico.

Tu discreta Penélope

(leer más)

Carta a un desterrado

La tortuga

En mi caparazón
llevo cincelado
el universo
me pesa tanto y más
apenas puedo dar
pasos cortitos
y hundo la cabeza
cuando pienso
que no tengo las llaves
para abrirlo
y escaparme lejos
y reírme desnuda
entre la hierba.

Cuatro retratos de mujer

LA AUTORA EN LOS MEDIOS

Claribel Alegría, XXVI Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana

FALLO DEL JURADO

Rector

Alfredo Perez, Patrimonio Nacional

Mari Angeles Perez Lopez

Selena Millares

Fotografía del fallo del jurado